Pastores Luis y Marina Meléndez

Pastores Luis y Marina Meléndez
Pastores de la IBE Callao

viernes, 9 de mayo de 2008


Salmo 1
I. La santidad y la dicha de una persona piadosa (vv. 1-3).
II. La pecaminosidad y la miseria del malvado (vv. 4, 5).
III. El fundamento y la razón de ambos casos (v. 6).


EXPOSICIÓN DEL SALMO 1:


I. LA SANTIDAD Y LA DICHA DE UNA PERSONA PIADOSA (VV. 1-3).


1 [1]Bienaventurado[2] (feliz, afortunado, próspero, y envidiable) el varón que no anduvo en consejo de malos, (a raíz de sus consejos, planes y propósitos) ni estuvo (de modo sumiso e inactivo) en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores (Blasfemos) se ha sentado, (para su relax o descanso)


Tres tipos de personajes:


· “Los malos”, que no toman en cuenta a Dios, pero que no están entregados totalmente al mal.


· “Los pecadores”, son hombres que no hacen cosas buenas sino malas. Los malos están sin Dios; pero los pecadores añaden malas acciones o transgresiones abiertas: vicios y malos hábitos en la vida.


· “Los escarnecedores”, son aquellos que viven abiertamente siendo arrogantes y enemigos de la paz. Ellos buscan la oportunidad de hacerles mal a otros. Disfrutan el desviar a los jóvenes del buen camino. Hacen que el pecado sea atractivo


Tres grados de conducta:


· “El malo”, el que aconseja a otros a que anden como él anda; es despreocupado, libre de las restricciones. Bienaventurado es aquel que no anda en consejo de malos, ni sigue sus planes.


· “El pecador”, que tiene su manera de transgredir las leyes divinas. Pecar lleva consigo la idea de persistir, quedar o perseverar en una manera de conducta mala.


· “El escarnecedor”, que se ha entregado al mal. Él el líder que incita y entrena a otros para que hagan el mal.


2 sino que en la ley de Jehová está su delicia[3] (su satisfacción y deseo) y en su Ley[4] (los preceptos, instrucciones, enseñanzas de Dios) medita (habitualmente medita y reflexiona y estudia) de día y de noche. (Jos 1.8)
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, ( Job 29.19; Jer 17.8; Ez 17.5,8; 19.10) que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará. (y llega a la madurez)


II. LA PECAMINOSIDAD Y LA MISERIA DEL MALVADO (VV. 4, 5).


4 No así los malos, que son como el tamo [sin valor, muertos, sin sustancia], que arrebata el viento. (Job 21.18; Jer 13.24; Os 13.3; Sof 2.2)
5 Por tanto, no se levantarán (no se sostendrán) los malos en el juicio ni los pecadores en la congregación de los justos,


III. EL FUNDAMENTO Y LA RAZÓN DE AMBOS CASOS (V. 6).


6 porque Jehová conoce[5] (cuida, y está plenamente familiarizado) el camino de los justos, mas la senda (Jer 21.8; cf. Det 30.15-20) de los malos [los que viven fuera de la voluntad de Dios] perecerá.( Prov 4.18-19; cf. Mat 7.13-14)


Notas
[1] Salmo didáctico o sapiencial, que sirve de prólogo o de introducción a las cinco colecciones de poemas que forman el libro de los Salmos.
[2] Las «bienaventuranzas» son exclamaciones de gozo que declaran felices o dichosos a una persona o a un grupo de personas, unas veces por lo que son (p.e., los pobres en Lc 6.20) y otras por lo que hacen (p.e., los pacificadores en Mt 5.9). Las «bienaventuranzas» son una forma característica de los escritos sapienciales (Pr 14.21; 16.20; 20.7; 28.14; 29.18), que también aparece en los Salmos (2.12; 32.1-2; 34.8; 41.1; 84.4-5,12; 112.1; 119.1-2; 128.1), en los evangelios (véase Mt 5.3-12 n.) y en Apocalipsis
[3] Está su delicia: La frase en hebreo implica algo más que mero placer o agrado; es voluntad, anhelo, adhesión gozosa y obediencia motivada por el amor
[4] Ley: La palabra hebrea torah, traducida habitualmente por «ley», significa más bien «instrucción» o «enseñanza». Esta «instrucción», que está contenida especialmente en los primeros cinco libros de la Biblia, no es concebida como un conjunto impersonal de mandamientos y preceptos; es palabra viva de Dios, que sale al encuentro de las personas para manifestarles su voluntad y conducirlas por el camino de la vida y del bien. Cf. Sal 19.7-14; 119
[5] Conoce: El verbo conocer se emplea muchas veces en la Biblia para referirse a una relación personal estrecha e incluso muy íntima. Cf. Mt 11.27; Jn 10.14-15

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