LOS FRUTOS DE LA CONVERSIÓN
Dios sabia que sin su intervención, no teníamos capacidad para hacer lo bueno; pues nuestro corazón esta cegado de manera completa por el pecado, al punto de no distinguir con claridad lo que es bueno de lo que es malo Rom.1:20, Isa.5:20. Por ejemplo, se considera bueno el libertinaje sexual, se justifica el aborto; se llama tonto al que no arregla con el policía de tránsito y paga la multa, y dice que es malo perder un negocio por decir la verdad.
El hombre sin Cristo es por naturaleza egoísta, no tenía esperanza de cambio, no tiene capacidad para vivir una vida conforme a las normas de Dios; y por tanto está rumbo a la condenación eterna.
Dios lo sabia, y por Su amor eterno con que nos amó, envió a Su Hijo Jesucristo a morir en la Cruz, tomando nuestro lugar Jn 3:16; pagando por nuestros pecados y de esta manera, proveer el medio para realizar la obra regeneradora en nuestras vidas de acuerdo a Sus eternas decisiones de justicia y amor.
Todo el proceso es llamado conversión. Y nos habla de un cambio de vida, en el que con la ayuda de Dios, renunciamos a hacer nuestra propia voluntad, para buscar hacer la de Dios. Esto trae consigo una transformación: de ser pecadores injustos Rom. 3:10-12 a “escogidos para ser santos y sin mancha delante de Él Ef.1:4 ya no somos más “Hijos de ira” Efe.2:3 sino que ahora somos “hijos de Dios” 1Jn.3:1.
RESULTADOS DEL NUEVO NACIMIENTO
Según Jn.3:1-8 Jesús le explica que para ver el reino de Dios es necesario nacer de nuevo. No existe otro manera o modo de poder disfrutar de todo lo que Dios ha preparado, teniendo como base, la perfecta obra de Jesús. No se trata de un nacimiento físico, sino de una experiencia espiritual.
Considerando de manera lógica el proceso, veremos que si la consecuencia del pecado fue la muerte espiritual del hombre, la conversión trae como fruto el nuevo nacimiento espiritual.
El nuevo nacimiento, no es producto del esfuerzo humano. Tampoco lo he por herencia generacional. El nuevo nacimiento se produce cuando, por fe, reconocemos el Señorío de Jesucristo sobre nuestras vidas. Esto implica la decisión voluntaria de someternos absolutamente a su autoridad.
PRIVILEGIOS DEL NUEVO NACIMIENTO:
No todos los hombres son hijos de Dios en el sentido exacto y completo de la palabra, solo aquellos que reconocen a Jesús como su Señor, y creen en su deidad y el poder de su nombre.
En este nuevo nacimiento espiritual no somos”engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Jn.1:13 y venimos a ser Hijos de Dios, con todos los privilegios y responsabilidades de un hijo mayor. Jn.1:12
Ahora como hijo de Dios, tienes una relación intima y personal con Él, y puedes comunicarte por medio de la oración con la certeza que te oye; y escuchar lo que tiene que decirte por medio de su Espíritu Santo.
Al nacer de nuevo cambia la disposición de tu corazón, pues antes estaba dirigido hacia tus propias necesidades, y ahora Dios pondrá en él la capacidad de amarle primeramente a Él y desinteresadamente a los demás Eze. 36:26-27
LA JUSTIFICACIÓN
Encadenado a mi pasado
¡Libre de mi pasado!
Cambios radicales en la vida: La conversión cambia de manera radical la forma en que nos relacionamos con Dios. Recordemos, que antes, nuestra relación con Dios estaba basada en que éramos sus criaturas. Ahora, por la aceptación del señorío de Jesús, se nos da una nueva posición delante de Él; pues ya no nos ve como “pecadores destituidos de la gloria de Dios” sino como “justificados gratuitamente por su gracia por la redención que es en Cristo Jesús” (Rom.3:23)
¿En que momento ocurre estos cambios? En el momento de nuestra reconocimiento del señorío de Jesús, los méritos de Cristo en la Cruz cubren nuestra multitud de pecados, haciéndonos justos delante de Dios Isa.61:10. Son como un puente que restaura nuestra comunión con Dios, quebrada por el pecado.
Nuestra posición delante de Dios: La justificación tiene que ver con tu nueva posición legal delante de Dios; es el acto judicial por el que Dios declara que el pecador está libre de condenación y le restaura el favor divino al confiar en Cristo y en sus méritos para obtener la salvación.
El costo de la justificación: La justificación es completamente gratuita. No depende de ningún mérito nuestro, porque todo lo que hagamos no tiene valor para pagar nuestra deuda con Dios. Él no necesita nada de nosotros; así que no tenemos nada con que negociar.
Es gratuita en el sentido que las personas no tiene que hacer esfuerzos para ganársela.
Pero no significa que sea barata. Costo a Dios el precio de dar a Su Único Hijo en sacrificio por el pecado.
Por esta razón, servir a Dios por gratitud a Dios por todo lo que ha hecho es la mayor y mas verdadera expresión de amor a Dios.
La nueva posición que tenemos delante de Dios es la de justos. El Señor no nos ve como ex presidiarios, sino como libres, como si nunca hubiéramos pecado.
Dios nos ve y trata como justos.
El mundo espiritual nos ve como justos. Tanto ángeles como demonios conocen nuestra nueva posición en Cristo.
Y las personas deben reconocer que realmente somos lo que Dios dice que somos: hijos de Dios.
Si Dios te liberó, no permitas que Satanás te acuse. Él usará a personas cercanas a ti, aun a hermanos en Cristo para acusarte; no lo permitas. Echa fuera de tu vida toda acusación del diablo. “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Jn. 8:36
El pago hecho por Cristo en la cruz es un acto justificatorio único que nunca tiene que volver a repetirse Heb.9:12; allí logró eterna redención para ti.
LA SANTIFICACIÓN
Como hijo de Dios, nacido de nuevo y justificado por los meritos de Cristo, debes esforzarte por crecer espiritualmente para gozar de los beneficios de tu nueva situación ”Hasta que todos lleguemos á la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” Efe.4:13
Debes vivir cada día y cada instante consciente de tu nueva situación y posición como cristiano. Si bien es un honor ser su hijo, también es una responsabilidad y tu Padre espera que vivas a la altura de las circunstancias. Espera que seamos: “... como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir. Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” 1Ped 1:15-16
¿Qué significa santo? La palabra santo se ha entendido de muchas formas, todas ellas alejadas de su verdadero sentido. Esta palabra se traduce de las palabras “Kadosh” (Puro, sin mezcla o contaminación) y “Hagios” (separado, consagrado, dedicado). Por tanto ser santo es estar puro, no estar contaminado por el pecado; estar separado o dedicado para servir a Dios.
Vimos que pecar es no dar en el blanco de la voluntad de Dios o rechazar su voluntad, y esto va más que los 10 mandamientos. Jesucristo espera más de nosotros.
A Dios, más que las acciones, le interesan los deseos o motivaciones del corazón 1Sam16:7. El pecado se origina en las intenciones del corazón. Basta aborrecer y enojarse con alguien para haberlo matado en el corazón Mat.5:22. Jesús nos pide aún amar a nuestros enemigos Mat.5:44
¿No pecaré jamás? Dios sabe que andar sin tener un solo deseo o pensamiento malo es imposible 1Jn.18-10.
Por muchas razones, cedemos a la tentación y pecamos de variadas maneras.
Lo que nos pide es reconocer el pecado y humildemente ante Él, con un corazón contrito pedirle perdón Sal.51:17
¿Cómo lograrlo? Dios ha establecido modos en cada hijo suyo crezca de manera constante en niveles de santidad practica.
Uno ellos son los Encuentros, del cual esta serie de estudios es el preámbulo, y es que en estos Encuentros se tratan con áreas de nuestra vida que solo pueden ser alcanzados por medio de un encuentro vivencial con Dios.
Una de las maneras que podemos desarrollar niveles mayores de santidad es de obedecer el mandato de huir, el de mantenernos lo más lejos posible del mal y alejar y alejarnos todo lo que nos puede conducir al pecado.
La clave para andar en camino de santidad tiene que ver con tu corazón, que debe estar de modo constante, enamorado de Jesús Mat.22:37.
Es saber lo que nos tiene como regalo: “Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como resultado la vida eterna.” Rom 6:22
Y es que cuanto más conozcas a Jesús, más le amarás, y más desearas estar con Él, y que mejor esperanza que saber que será así por la eternidad.
Son indudables los beneficios de la vida en Cristo. Pero muchas veces al confrontamos con las pruebas, dificultades o injusticias, perdemos de vista el propósito eterno de Dios para nuestras vidas. ¿Cómo explicar esta aparente paradoja? Es que debemos comprender que aunque el reino de los cielos se ha acercado, aun no se ha instaurado.
Si has comprendido el plan de Dios para tu vida:
Como su amor actuó para rescatarte del pecado y la muerte a que estabas condenado.
Como Jesucristo pagó por tus pecados redimiéndote y justificándote con su sangre derramada en la cruz.
Consientes en vivir amando a Dios en agradecimiento por la vida eterna y abundante que te ofrece.
Estas dispuesto a vivir en santidad cada día de la vida, sirviéndole como la expresión externa de esa santidad que es conocida de manera completa solo por Dios.
Es que has comprendido lo que
significa la nueva vida en Cristo.
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