1. No aparecen simultáneamente, —como las del
"corpus paulinum"— sino que cada una tiene su propio itinerario,
hasta que llegó a ser incluida en el canon.
a. La denominación Epístolas Generales es muy
antigua. El Primero en usarla fue el antimontanista Apolonio (197 d.C.)[1],
b. Le sigue
el apologista cristiano Orígenes (254 d.C.), que llama generales a la 1 de Pedro, a la 1 de Juan y a la de Judas.
c. Dionisio de Alejandría (265 d.C.)[2],
distingue la epístola de Juan de las
otros dos libros que se le atribuyen (el evangelio y el apocalipsis).
d. Otro que uso la denominación es Dídimo el
ciego de Alejandría (395 d.C.)[3].
e. Asimismo, el historiador Eusebio de Cesárea[4]
Por lo que sabemos, el primero en mencionar las siete cartas y llamarlas
"católicas" fue Eusebio de Cesarea[5].
Al referir los datos que posee acerca de Santiago el hermano de Jesus, finaliza
diciendo: HE II, 23,24. "Todo esto es lo que se cuenta acerca de Jacobo,
de quien se dice ser la primera de las epístolas llamadas católicas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se
la considera como no autentica, porque, entre los antiguos, no hubo muchos que
mencionaran ni esta carta ni la llamada carta de Judas, la cual se encuentra
entre las cartas que reciben el nombre de católicas. Sin embargo sabemos que
estas dos cartas se leen en las Iglesias lo mismo que las otras".
f.
El traductor
bíblico católico Jerónimo citaron estas
epístolas como universales
g. Hacia el 360, el canon 59 del Concilio de
Laodicea enumera estas cartas, agrupándolas a todas bajo el título de
"epistolai katholikai".
2.
CANONICIDAD DE LAS SIETE EPÍSTOLAS. Respecto a
su carácter de escrito inspirado, los Padres la citan como escrito sagrado, a
partir del siglo III. Pero hay alusiones más antiguas, incluso en las cartas
de Pedro y de Judas[6]
a. Cinco de ellas (Sant 2 de Ped, 2 y 3 de Jn y Jud) tuvieron
problemas de canonicidad. Eusebio de Cesárea resume el pensamiento de los
escritores de la iglesia oriental y los define con los libros discutidos, pero
que son admitidos por la mayor parte de la iglesia.
b. Eusebio las llamaba “antilegómena”, discutidas [7]
si bien
reconoce que es aceptada por la mayoría[8],
y él, como testigo de la tradición palestinense, la considera anónima
c. El primer
testimonio explícito a favor de la canonicidad proviene de Orígenes (185-255)[9],
que recoge una tradición egipcia que se remonta al siglo II, en que ya era
considerada la carta como escritura sagrada. A partir de Orígenes no hay duda
en la comunidad alejandrina.
d. A partir del
concilio provincial de Laodicea (hacia el año 360) aparece en todos los
catálogos de libros inspirados.
e. En Occidente, a partir del S.IV se admiten como canónicas,
como lo confirman el concilio provincial de Hipona (año 393) y los concilios
III y IV de Cartago (años 397 y 419). y
el concilio Trulano (692 d.C.) que adopto el canon completo del Nuevo
Testamento donde estaban incluidas estas siete epístolas.
f.
En algunas iglesias
orientales, como la siriaca, fueron disminuyendo las dudas y, a partir del
s. VIII, se puede afirmar que son admitidas por toda la Iglesia como
inspirados
g. En el siglo XVI, algunos protestantes volvieron con las dudas respecto de algunas de estas
epístolas, y negando su canonicidad. Como
Lutero, llamándola “epístola de paja”, la rechazó porque veía en contradicción
entre la doctrina y la doctrina de la
justificación
i.
Por este motivo, la iglesia
católica romana, en el concilio de Tridentino, definió su canonicidad.
Corroborando y confirmando la tradición antigua[11]
3.
LUGAR Y ORDEN EN EL CANON DEL N.T.
a. El lugar y orden que han ocupado en el canon del NT ha
variado en el transcurso de los siglos. En los códices unciales del siglo IV,
el Vaticano y el Sinaitico[12]
se hallan colocados después de Hechos. En la Vulgata[13]
están después del corpus Paulinum y antes del Apocalipsis. Este fue el orden
adoptado por el concilio de Trento[14]
y por nuestras versiones modernas. Algunos estudiosos creen que el orden
interior de las epístolas es sugerido por las mención de Gal 2:9 (Santiago, Pedro y Juan).
4.
CARÁCTER DE LAS EPÍSTOLAS
a. Son una especie de
homilía pastoral presentadas en forma de cartas. El horizonte que abarcan es
más vasto que el de las epístolas paulinas, porque se dirige a la colectividad
de creyentes. Son el ejemplo de la enseñanza dada en las primeras iglesias
locales, con estilo y forma impersonal,
como era de uso entonces entre los judíos y los paganos[15].
b. Tienen diversos argumentos y diversas finalidades, pero en
general se proponen refutar las herejías que comenzaba a escucharse y a poner en guardia a los fieles contra los
falsos maestros, que surgían en las iglesia del primer siglo.
c. En general, podemos decir que Santiago y
1 Pedro son éticas, llamann a los creyentes a un santo caminar
con el Salvador. Segunda de Pedro y Judas son escatológicas,
advierten a los creyentes contra la presencia de falsos maestros y los llaman a
contender por la fe. Hebreos y las Epístolas de Juan son principalmente Cristológicas y éticas,
llaman a los cristianos para permanecer en Cristo como la revelación final de
Dios y el cumplimiento del pacto del Antiguo Testamento, para experimentar Su
vida, y no ir más allá de la verdad del evangelio[16]
5. FECHAS
DE REDACCIÓN DE LAS EPÍSTOLAS Santiago (40- 50 d. C.); 1y2 de Pedro (64 – 68 d.C.); Judas
(69-75 d.C. ); 1,2,3 de Juan(80 d.C.)
6.
DESTINATARIOS DE LAS EPÍSTOLAS
a. En sus direcciones (con la excepción
de 2 y 3 Juan) no se limitaron a una sola localidad. Por ejemplo, Santiago se
dirige “a las doce tribus que están en la dispersión” (1:1) que es una
designación para los creyentes de todas partes[17].
Así 1 Pedro se dirige “a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia,
Capadocia, Asia, y Bitinia,” una designación a los creyentes en estas varias
áreas. Las epístolas de 2 y 3 Juan han sido incluidas en este grupo aunque se
dirigieron a individuos específicos.
b. Santiago(a todo el imperio); 1 Pedro(Ponto, Galacia,
Capadocia, Bitinia y Asia menor); 2 Pedro(Asia menor); Judas(Asia menor); 1,2,3 Juan(Asia menor)
7.
CARACTERÍSTICAS LITERARIAS
a. La de Santiago está escrita en griego esmerado, con
reminiscencias semitas en el vocabulario como en el estilo. Vocabulario rico en
aliteración, rima, frases rítmicas,
recurso a la diatriba. Por su exhortación práctica, más que una carta
parece una homilía moralizante. El autor utiliza el legado de las tradiciones proféticas
y sapienciales del AT, tratando de conservar dentro de la corriente cristiana
valores que él consideraba amenazados
b.
Las
cartas de Pedro están escritas en griego. La primera es un resumen del NT sobre
la fe cristiana y la conducta que esta fe inspira; está escrita en tono seguro,
alegre[18].
La segunda carta está elaborada con maestría; alterna exposición, exhortación y
controversia; con estructura concéntrica que tiene a poner de relieve la
polémica contra los falsos maestros, parte central de la carta. Esta segunda
carta tiene las características propias del género literario “carta
testamento”, donde un personaje, cercano a la muerte, reúne a los suyos para
darles las últimas recomendaciones con el objeto de asegurar la permanencia del
grupo, advirtiéndole sobre los peligros que lo amenazan. Para ello les recuerda
el pasado y los conforta con la seguridad de que Dios seguirá actuando en el
futuro
c.
La
carta de Judas está en griego, rico en vocabulario y construcción clásica. Esta
carta tiene todas las características de un folleto anti herético. Por tanto,
pertenece al género literario “controversia”.
[1] Ibid
[2] Se
desconoce la vida de Dionisio antes de su elección como obispo de Alejandría.
Según una frase de una de sus cartas parece ser que era acomodado y que ejercía
una brillante carrera civil antes de entrar en el clero. Escribió un canon
pascual y otras obras perdidas, una de las cuales sobre las promesas mantenía
que el apocalipsis de Juan no lo había compuesto el apóstol del mismo nombre.
Información en Di Berardino, Angelo. Diccionario Patrístico y de la antigüedad
Cristiana. Ediciones sígueme- Salamanca, España. Segunda edición. 1998. Página
436
[3] Las
informaciones sobre la vida de este prolífico escritor del siglo IV no son muchas.
Los conocimientos que manifiesta en sus obras suponen una memoria prodigiosa.
Perdió la vista a los 4 o 5 años. (Ibid. Página 596)
[4]
Nació en Israel, quizá en Cesarea por el 265 d.C. Se formó culturalmente en
esta ciudad. Su producción literaria es notable y se desarrolla en diversos
campos, desde la historia hasta la exegesis, filosofía, teología, apologética,
etc. Mas información en Di Berardino,
Angelo. Diccionario Patrístico y de la antigüedad Cristiana. Ediciones sígueme-
Salamanca, España. Segunda edición. 1998. Página 815
[5] Los
orígenes de esta apelación no son claros antes de Eusebio de Cesárea: al
principio parece que se designaba así a escritos en su mayoría no canónicos.
Hay una mención en el canon de Muratori
(líneas 68-69) pero el pasaje es oscuro: "Entre los escritos católicos se cuentan una Epístola de Judas y
dos del mencionado Juan y la Sabiduría, escrita por amigos de Salomón en honor
del mismo. Apocalipsis solo recibimos el de Juan y el de Pedro, aunque este
último algunos de los nuestros no quieren que sea leído en la iglesia"
[Salvador MUROZ IGLESIAS, Doctrina Pontificia I. Documentos Bíblicos, Madrid
(BAC 1955), 156]. Es Orígenes y Dionisio
de Alejandría quienes dan el primer
testimonio de una tal designaci6n aplicada a las primeras cartas de Pedro y de
Juan y a la de Judas.
[6]
Basta comparar, entre otros textos, Iac 1,1 con I Pet 1,1 y con Ids 1; Iac 1,18
con 1 Pet 1,23; Iac 1,2-3 con 1 Pet 1,6; Iac 4,6-10 con 1 Pet 5,5-9.
[7] Cfr.
Eusebio de Cesarea, o.c., III, 25,3.
[8] Cfr.
Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, III, 25, 3.
[10] Cfr. J.Calvino, Comm. in Iac., Brunsvingia
1897, p.58.
[11] José
Salguero. O.P. Epístolas Católicas y
Apocalipsis. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid España. 1965. Pág. 2
[12] Los
códices unciales Sinaitico y Vaticano, descubiertos en 1859 y 1867, fueron los referentes en el avance del estudio del texto del NT.
Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Ediciones Certeza Unida. Bs. Aires,
Argentina.2003. Página 1024
[13] Es
la traducción de la Biblia al latín de
mayor importancia en la historia de la iglesia católica-romana, realizado por
Jerónimo (346 d.C.) sobre el A.T. A
pedido del papa Dámaso I (366-384 d.C). La primera versión oficial fue
publicada en 1598 y la actual versión revisada es la de 1979 recomendada por
Juan Pablo II. Dirk Poganatz. Texto y Canon de la Biblia. Seminario evangélico
de Lima. Lima, Perú. 2006.Pagina 50
[14]
Concilio 1545-1563 d.C. donde se
oficializo la Vulgata como biblia de la iglesia católica Ibid. Página 51
[15] José
Salguero. O.P. Epístolas Católicas y
Apocalipsis. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid España. 1965. Pág. 4
[18] De esta carta es una de las exhortaciones más expresivas del Nuevo
Testamento: “Estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza a todo
el que os pida explicaciones” (1 Pe 3, 15
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