1.
LA EVIDENCIA INTERNA,
a.
Se puede ver en la epístola tiene
referencias que reflejan la influencia de las enseñanzas de Jesús, especialmente
el sermón del monte Sant 4:11 y Mat 7:1,
2; Sant 1:22 y Mat 7:24-27. Pero el argumento no es concluyente, pues esto se
podría decir de cualquier discípulo, pero no de cualquier Jacobo. Harrison
estima que la sintaxis de la epístola es más semita que griega.[1]
Las ilustraciones que se observan son tomadas del Antiguo Testamento, cuando
utiliza nombres como el de Abraham, Isaac, Rahab, Job y Elías, se refiere
además a la ley sin distinciones si era la de Moisés o la de Cristo, más bien
mirándola como un todo. En el (5:4) hace una referencia de Jehová de los
ejércitos y de hebraísmos tales como: “Elías oró con oración”; al igual que la
referencia a higuera (3:12). La acusación de adulterio espiritual, es una
semejanza con las acusaciones hechas por los profetas de Israel. El saludo de
Hech 15:23, con el de la epístola 1:1 son similares y no frecuentes en el Nuevo
Testamento. Existen palabras como lo expone TD Lea[2]
como volverse a Dios en Hech 15:14 es la misma expresión usada en Sant 5:19-20
b.
Un factor es que a pesar de ciertas frases de corte
helenista Sant 1.17, 23; 3.6, la
epístola muestra rasgos hebraicos y usa preguntas retóricas, diálogos
imaginarios y aforismos didácticos que tienden a señalar como autor a Santiago,
judío cristiano.
c.
Además, hay ciertas semejanzas lingüísticas entre
el discurso de Santiago en el Concilio de Jerusalén (Sant 1.1 con Hech 15.23; Sant 1.27 con Hech 15.14; Sant 2.5 con Hech 15.13; Sant 2.7 con Hech 15.17).
El autor residió en Jerusalén, desde Pentecostés hasta su martirio 32 años
después, según lo relata Josefo[3].
2. EVIDENCIAS EXTERNAS
a. Durante todo el siglo II no se encuentran vestigios
claros de la carta de Santiago. No aparece en el Canon de Muratori que si
menciona como cartas "católicas" a Judas y a dos cartas de Juan[4]
b. Eusebio no la considera
auténtica "porque, entre los antiguos, no hubo muchos que mencionaran ni
esta carta ni la llamada carta de Judas[5]".
Pero reconoce que se lee públicamente en la Iglesia. En su "canon" la
ubica entre los escritos "discutidos[6]"
c.
Fue Orígenes de Alejandría[7]
(185-254 d.C.) quien por primera vez hace referencia a la Epístola en sus
escritos, y menciona a Santiago hermano del Señor como el autor[8]
d.
Otro testimonio es Eusebio de Cesárea que le
atribuía la paternidad de la Epístola al hermano de Jesús[9].
e.
Antes de
Orígenes no poseemos testimonios explícitos que atribuyan la epístola a
Santiago hermano del Señor. Sin embargo, es utilizada por Clemente Romano[10],
por el Pastor de Hermas[11],
Justino[12],
Ireneo[13],
Tertuliano[14] y Clemente Alejandrino, que la cita
con frecuencia, e incluso hizo un comentario sobre ella[15]
f.
En las Iglesias Siria y Antioquena fue un
escrito discutido: Diodoro de Tarso —la figura mas destacada de
la iglesia antioquena— no utilizo la carta de Santiago y no admitió más que 1
Ped y 1 Jn. Tampoco la reconoció Teodoro de Mopsuestia, pero si su discípulo
Juan Crisóstomo. En la Iglesia Siria, si bien el texto fue aceptado en la Peshitta junto
con 1 Ped y 1Jn— siguió siendo un escrito discutido (fue cuestionado
principalmente por los nestorianos).
g. Orígenes de
Alejandría (185-254 d.C.) quien por primera vez hace referencia a la Epístola
en sus escritos, y menciona a Santiago hermano del Señor como el autor
h. Otro testimonio es Eusebio de Cesárea que le
atribuía la paternidad de la Epístola al hermano de Jesús[16]. Y afirma que en
su tiempo la mayor parte de las iglesias del Oriente leían públicamente la
epístola que se atribuye a Santiago[17]
i.
Otros que usaron la epístola en sus escritos fueron
Clemente Romano[18],
la cita en su Primera Carta a los Corintios
cap. 10 con Santiago 2:21, 23, y cap. 11 con Santiago 2:25; Hebreos 11:31)
j.
El pastor de Hermas
cita Santiago 4:7
a. Justino
Martir[19],
c. Tertuliano,
y Clemente Alejandrino que hizo un comentario sobre la epístola[22].
Hilario de Poitiers (357 d.C.), Atanasio (367 d.C.), Jerónimo (404 d.C.) y
Agustín de Hipona.
e. Hilario cita la epístola de
Santiago a propósito de textos de los cuales abusan los herejes. Y da a
Santiago el título de apóstol[24].
Del mismo modo se expresa el Ambrosiáster, hacia el año 375[25].
El concilio de Roma, reunido en el año 380 por Dámaso, contiene en su canon la
epístola de Santiago[26]
f.
Más la inclusión
en el Nuevo Testamento en la versión siriaca, conocida como la Peshita[27],
la que no contiene
ninguno de los
libros cuestionables[28].
g.
Jerónimo es testigo de que en el siglo V se atribuía el texto a
"Santiago el hermano del Señor" (aunque se dudaba de su
autenticidad): "Santiago, llamado hermano de Jesus [...] escribió una carta, que es una de las siete católicas,
pero se dice que fue escrita por otro con su nombre y que, lentamente, con el
correr del tiempo, fue obteniendo autoridad[29]".
h. Después
del siglo IV la tradición se puede considerar casi unánime. Las dudas sobre la
autenticidad y canonicidad de la epístola fueron debidas, al parecer, a la
incertidumbre sobre el apostolado de Santiago hermano del Señor[30].
i.
En el siglo XVI volvieron a surgir
ciertas dudas a propósito del autor de la epístola más bien que sobre su
canonicidad. Erasmo y el cardenal Cayetano dudaron de que hubiera sido compuesta
por Santiago hermano del Señor[31].
j.
Lutero la llama "epístola de
paja," y la retiró ¿el canon como contraria a su doctrina de la
justificación por la sola fe[32].
k. Sin
embargo, los otros reformadores: Melanchton, Zwinglio, Calvino, alaban la
doctrina y la utilidad de la epístola de Santiago y reconocen su carácter
inspirado[33].
m. “El punto de
vista que ha sido mantenido a lo largo de los siglos por los que han
investigado este tema sin la influencia de prejuicios teológicos o
eclesiásticos ha sido que Santiago, el hermano del Señor, es el autor de la
Epístola que lleva su nombre”[35]
n. La carta de Santiago está incluida en el Manuscrito Vaticano
núm. 1209 y en los manuscritos Sinaítico y Alejandrino de los
siglos IV y V E.C. También aparece en laVersión Peshitta siriaca y al menos en diez catálogos
antiguos anteriores al Concilio de Cartago del año 397
3.
OPINIONES CONTRARIAS A LA AUTORÍA DE SANTIAGO: La dificultad que suele aducirse de que
utiliza lenguaje griego muy perfecto, poco normal en un habitante de Israel,
se explica si, como era frecuente en la época, Santiago utilizó un secretario
o amanuense versado en griego
a.
Ante estos datos no
se mantiene la hipótesis de algunos comentaristas que han asignado la carta
a un autor judío anónimo pre-cristiano del siglo I a.C., admitiendo que después
se hicieron algunos retoques “para cristianizarla”.
b.
También carece de
fundamento serio la llamada hipótesis pseudoepigráfica, es decir, la de
quienes piensan que fue escrita a finales del siglo I o principios del II d.C.
por un autor desconocido que, para dar autoridad a su obra, la asignó a Santiago.
La mayoría de los argumentos son de tipo interno, muy problemáticos, sin tener
en cuenta, por otra parte, el testimonio de la tradición que atribuye este
escrito a Santiago el hermano del Señor. Es utilizada por Clemente Romano[36],
por el Pastor de Hermas[37],
S.Justino[38],
Ireneo[39],
etc.
4.
CANONICIDAD Respecto a su
carácter de escrito inspirado, ya hemos visto como los Padres la citan como
escrito sagrado, sobre todo a partir del siglo III. Pero hay alusiones más
antiguas, incluso en las cartas de Pedro y de Judas[40].
a.
El primer testimonio
explícito a favor de la canonicidad proviene de Orígenes (185-255)[41],
que recoge una tradición egipcia que se remonta al siglo II d.C., en que ya
era considerada la carta como escritura sagrada.
b.
A partir de Orígenes no hay ninguna duda en la
comunidad alejandrina. Eusebio de Cesarea menciona la carta entre los escritos
antilegomena, “discutidos” , si bien reconoce que es aceptada por la
mayoría[42],
y él mismo, como testigo de la tradición palestinense, la considera anónima.
c.
A partir del concilio provincial de Laodicea
(360) aparece en todos los catálogos de libros inspirados.
d.
Desde entonces no ha habido dudas acerca de
su canonicidad hasta el siglo XVI se puso en duda de nuevo la autenticidad,
más que a su canonicidad. Así Erasmo y Cayetano dudaron en relación con la
persona de Santiago. Por su parte Lutero, llamándola “epístola de paja”, la
rechazó porque veía contradicción entre la doctrina de la carta y su teoría
de la justificación. Por el contrario, otros reformadores, como Melachton y
Calvino la aceptan[43].
e.
El Concilio de Trento,
fundado en la tradición multisecular de la Iglesia, definió solemnemente
su canonicidad.
5. SU LABOR
MINISTERIAL
a. Predicador Gal 1:9
b. Columna de
la Iglesia Gal 2:9
c. Maestro de
la iglesia Sant
3:1
d. Apóstol No en el sentido de los Doce Gal 1:19; 2:9
e. Escritor Sant 1:1
6. SU MUERTE Josefo menciona la muerte del hermano de
Jesús en manos del sumo sacerdote Anás ben Anás o Ananus (Ananías),
hijo del Anás bíblico, el cual no es el Ananías ben Nebedeo que
enjuició al Apóstol Pablo:
a.
Ananías era un
saduceo sin alma. Convocó al Sanedrín en el momento propicio. El procurador
Festo había fallecido. El sucesor, Albino, no había tomado posesión. Hizo que
el sanedrín juzgase a Santiago, hermano de Jesús, quien era llamado Cristo,
y a algunos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para
que fueran apedreados[44].
b.
La historiografía
data este evento el año 62. Hegesipo, historiador del siglo II confirma la
historia de Josefo, pero Hegesipo cita a Eusebio de Cesarea él dice
que Santiago el Justo no alcanzó a ser apedreado, sino que fue lanzado al
precipicio[45]:
Santiago era llamado El Justo. La gente estaba segura de que nunca había
cometido un pecado grave. Jamás comía carne, ni tomaba licores. Pasaba tanto
tiempo arrodillado rezando en el templo, que al fin se le hicieron callos en
las rodillas. La gente lo llamaba: El que intercede por el pueblo.
Muchísimos judíos creyeron en Jesús, movidos por las palabras y el ejemplo de
Santiago. Por eso el Sumo Sacerdote Anás II y los jefes de los judíos, un día
de gran fiesta le dijeron: "Te rogamos que ya que el pueblo siente por ti
grande admiración, te presentes ante la multitud y les digas que Jesús no es el
Mesías o Redentor". Y Santiago se presentó ante el gentío y les dijo:
"Jesús es el enviado de Dios para salvación de los que quieran salvarse. Y
lo veremos un día sobre las nubes, sentado a la derecha de Dios". Al oír
esto, los jefes de los sacerdotes se llenaron de ira y decían: "Si este
hombre sigue hablando, todos los judíos se van a hacer seguidores de Jesús".
Y lo llevaron a la parte más alta del Templo y desde allá lo echaron
hacia el precipicio. Santiago no murió de golpe, sino que rezaba de rodillas
diciendo: "Padre Dios, te ruego que los perdones porque no saben lo que
hacen".
CIRCUNSTANCIAS:
1.
En el seno de las iglesias del siglo I existían
desigualdades sociales. Estas daban ocasión a envidias y a injusticias entre
ricos, como los agricultores, Sant 5.1-6
y pobres Sant 4.13.17. Algunos se disculpaban
de hacer buenas obras a favor de los
necesitados e incluso negaban el salario al obrero y esclavizaban al justo Sant
5.4-6
2.
Santiago condena el materialismo de los
ricos en la iglesia, a quienes acusa de ignorar a Dios y de autosuficiencia.
Por otro lado, habían logrado enriquecerse apoderándose poco a poco de la
tierra de los campesinos. La mayor parte de la población rural estaba
constituida por campesinos empobrecidos, que subsistían en base a una pequeña
parcela, o que hipotecaron o vendido en beneficio de los ricos. “Privados de
sus tierras, estos campesinos pobres solo podían sobrevivir como jornaleros o
arrendatarios, muchas veces en la misma
tierra que alguna vez les había pertenecido. Allí continuaban siendo objeto de
la explotación económica de los ricos”[46].
3.
El fin de Santiago fue el de corregir
las costumbres en las cuales habían caído algunos miembros de la iglesia a la
cual se dirigía la carta y el de encaminarlos en la práctica de los principios
de su nueva fe. Pablo Deiros dice: “El
autor haciendo punto omiso de doctrina, inculca el bien vivir, la vida practica
del cristianismo. Este escrito tiene que ver con la vida diaria, y no deja
lugar al escapismo moral o a las especulaciones teológicas”[47].
4.
En síntesis, el autor exhorta a apoyar
mediante un testimonio practico la profesión que hacían de labios en el orden
moral y social. Es evidente que Santiago consideraba las obras como parte
integral de la fe
[2] D. Lea. Trasfondo
del NT. P. 538.
[3]
Judío nacido en el 37/38 d.C. y muerto a principios del siglo I. famoso por
escribir obras de gran envergadura (20 tomos) como “antigüedades Judías” y
historia de la Guerra de los Judíos, entre otras, que muestra la historia judía desde sus
épocas primitivas hasta sus propios días.
[4] En su comentario a Juan
8,14. Se refiere a ella como "la denominada carta de Santiago" y hace notar que la carta no es aceptada
universalmente. Llama la atención que Clemente de Alejandria —que debió haber
conocido la carta— no la mencione en los escritos que de se han conservado
[9] Evis L. Carballosa. Santiago Una fe en acción.
Publicaciones Portavoz Evangélico. España. 1986. Página 60
[10] Ep. ad Cor. 10:1; 30:2 = Sant 2:23; 4:6: PG 1:228:269 Clemente Romano. Anciano
en la iglesia de roma. Escribió una carta a la iglesia de corintio. Vivió entre
el 30-100 d.C.(Barbieri, Louis A. Primera y Segunda de Pedro. Publicaciones
Portavoz evangélico. Gran Rapids, Michigan, USA. 1981)
[11] Comparar Mand. 9:1-10 (Funk, 496-498) con Sant
1:5-8; Sim. 8:6:4 (Funck, 568) con Sant 2:7
[12] Cf. Dial, cum Tryphone 49:8: PG 6:585, en que alude a
Sant 2:19; en Dial, cum
Try-phone 100:8: PG 6:712 =
Sant 1:15; en Apología 1:16:5: PG 6:353 = Sant 5:12 Empezó
en una escuela de Roma donde más tarde fue martirizado. Vivió ente 100-165 d.C. (Ibid)
[13] Adv.
haer. 4:16:2 y 5:1:1: PG
7:1016.1121, en donde alude a Sant 2:23 y 1:18 Obispo de Esmirna. Denuncio las
herejías de varios tipos de gnosticismo. Vivió entre el 104-203 d.C. (Ibid)
[15] Cf. Sírom. 4:17:105: PG 8:1313 = Sant 2:25. Véase
Eusebio, Hist. Eccl 6:14:1: PG
20:549 José, Salguero, O.P. Epístolas
Católicas. Apocalipsis. Pagina. 9
[16] Evis L. Carballosa. Santiago Una fe en acción. Publicaciones
Portavoz Evangélico. España. 1986. Página 60
[18]
Clemente Romano. Anciano en la iglesia de roma. Escribió una carta a la iglesia
de corintio. Vivió entre el 30-100 d.C.(Barbieri, Louis A. Primera y Segunda de
Pedro. Publicaciones Portavoz evangélico. Gran Rapids, Michigan, USA. 1981)
[19]
Empezó en una escuela de Roma donde más tarde fue martirizado. Vivió ente
100-165 d.C. (Ibid)
[20]
Obispo de Esmirna. Denuncio las herejías de varios tipos de gnosticismo. Vivió
entre el 104-203 d.C. (Ibid)
[21] Haereses,
4. 16. 2
[22] José,
Salguero, O.P. Epístolas Católicas. Apocalipsis. Biblioteca de Autores
Cristianos. Madrid, España. 1965. Pag. 9.
[27]
Rudd, A.B. Las Epístolas Generales. 2da Edición. Casa bautista de
Publicaciones. El paso, Texas, USA. 1952. Pag. 15
[30]
Algunos escritores españoles, como Isidoro De Sevilla, De ortu et obitu Patrum 71: PL 83:151 y 85:540; G.
Sánchez, De profectione S.
lacobi in Hispaniam tr.3,
atribuyen la epístola a Santiago el Mayor. También Dante (Paradiso c.25) se hace eco de esta opinión
[32] Cf. M. Meinertz, Luthers
Kritik am Jak. nach dem Urteile seiner Anhdnger: Biblische Zeitschrift 3 (1905)
273-286
[33] Cf. J. Calvino, Comm.
in íoc. (ed. Brunsvigiae 1897)
P-58; E. Jacquier, o.c. I 0.37.3-381
[35] Evis L. Carballosa. Santiago Una fe en acción.
Publicaciones Portavoz Evangélico. España. 1986. Página 62
[36] Cfr.
Epístola a los Corintios, 10,1; 30,2 en relación con Iac 2,23; 4,6.
[37] Cfr.
Mand. 9,1-10 en relación con Iac 1,5-8; Sim. 8,6,4 con Iac 2,7.
[38] Diálogo
con Trifón, 49,8 en que alude a Iac 2,19. En Apologia I,16,5 en
relación a Iac 5,12.
[39] Adversus
haereses 4,16,2 y 5,1,1 se alude a Iac 2,23 y 1,18.
[40]
Basta comparar, entre otros textos, Iac 1,1 con I Pet 1,1 y con Ids 1; Iac 1,18
con 1 Pet 1,23; Iac 1,2-3 con 1 Pet 1,6; Iac 4,6-10 con 1 Pet 5,5-9.
[42] Cfr.
Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, III, 25, 3.
[43] Cfr. J.Calvino, Comm. in Iac., Brunsvingia
1897, p.58.
[46]
Deiros, Pablo. Comentario Bíblico Hispanoamericano. Santiago y Judas. Editorial
Caribe. Miami, USA. 1992. Pagina.35
[47]
Deiros, Pablo. Comentario Bíblico Hispanoamericano. Santiago y Judas. Editorial
Caribe. Miami, USA. 1992. Pagina.40
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